Me escucha, oiga, me escucha, repetía el camillero. El viejo, casi sin ganas, dio vuelta la cabeza y le clavó los ojos en los suyos. La mirada era penetrante y firme, pero ambigua. Dígame su nombre. Se acuerda dónde vive, Sabe en qué año estamos. El viejo lo miro un largo rato en silencio y luego, muy calmo, dijo: Usted me hace preguntas de esta vida, y yo ya estoy del otro lado. No es necesaria la muerte, dijo el camillero. La que no era necesaria era la vida, respondió el viejo mientras metía con dificultad la mano en el bolsillo. Entre sus dedos se veía un papelito arrugado por el mal trato y el tiempo. Suavemente lo puso en la mano del camillero y, mirando al otro lado, cerró lentamente los ojos. El camillero acompañó su lenta bajada con una mano en la nuca del viejo. Al llegar a la camilla sacó suavemente la mano y empezó a abrir el pequeño bollo. Casi como un reflejo su mano saltó a la boca y la tapó como evitando un grito, un desgarro. El pulgar junto a la nariz se humedeció con las primeras lágrimas que el camillero reprimió rápidamente. Desde la puerta un oficial gritó, algún dato, nombre, dirección. No, no lo conocía nadie, ni él se conocía, agregó en un pensamiento en voz baja, en la voz baja que imponen la vergüenza y el miedo. Miró al viejo por última vez, le daba la espalda, por mirar al otro lado y porque el camillero estaba vivo, y el viejo hacía rato que le daba la espalda a la vida. Miró el papel y pensó en ella, inexistente, y por eso perfecta. Ella que había valido una vida, de punta a punta, de nacimiento a muerte. Ella que era imposible, ahora imposible. Y leyó el papelito en voz alta, casi sollozando. Quiero conocerme a través de vos, por eso no puedo esperar más para conocerte.
Uff aun no me conozco lo suficiente, pero continuare el viaje por cansada que me encuentre en este preciso momento…dejo saludos y besitos para ti.
ResponderEliminarMe gusta mucho la desprolijidad de este cuento, el juego con el diálogo mezclado con la narración, la variabilida de interpretaciones que propone. Está demasiado bien logrado.
ResponderEliminarVa a ser muy interesante ver las diversas interpretaciones de tus lectores, es muy rico para quienes escribimos observar todo lo que vamos despertando.
Desde mi punto de vista, creo que Ella podría ser la muerte.
Me entretuvo muchísimo el tratar de desenmarañar el juego del traspaso de personajes, quizás en realidad el que le daba la espalda a la vida era el camillero, en su juevtud creída pero enmascarada.
En fin, me encantan este tipo de textos tan ambiguos. Te felicito, porque el efecto que lográs es alucinante.
CAriños Ignacio!!
creo que ese papelito era la vida:
ResponderEliminarEntre sus dedos se veía un papelito arrugado por el mal trato y el tiempo
¿es así???
O es que solo pienso en "la vida"???
Mi beso gigante
¡POR FAVOR! Para mejor entendimientos es necesario usar signos de puntuación.
ResponderEliminarno, no es asi, bien dijo gabriel garcia antes,conocete tu bien primero antes de esperar que otros te conozcan.
ResponderEliminarconocete por tus ojos
que de entrada te digo que eres una maravilla
¡Muy bueno!
ResponderEliminarEl estilo me recuerda a un cuento que leí de Rodolfo Walsh, titulado "Esa mujer". Me resultó raro (el de Rodolfo) al leerlo por primera vez, pero después quede encantada. Así que este relato me ha traído una grata sorpresa.
Sólo puedo decir: que gran reflexión la del viejo. No comparto (por ahora) esa perspectiva.
Besos!
Genial.
ResponderEliminarPor ahora, seguiremos intentándolo en vida.
Un abrazo.
Me gusto ,ya lo leí dos veces .
ResponderEliminarEs de esos cuentos que uno los puede leer a cada tanto y descubrirle nuevas sensaciones.
Saludos.Luis
Quiero conocerme...
ResponderEliminarEn vos..en él, en uds!
Cuantas formas tengo de conocerme a mi? Si en cada uno existe una diferente, si soy tantas personas en este cuerpo...
Si al final del camino lo mas difícil es haberme conocido desde mi misma...
Soy para cada persona una mujer distinta pero para mi todavía no soy ninguna de esas mujeres...
El encanto del cuento, su lenguaje crìptico, que permite diversos enfoques, pero que no conjugan en un sentimiento de humanidad. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarUn pequeño mensaje para "Onalem!", si se me permite:
ResponderEliminarLas reglas de puntuación, así como las ortogràficas, son pautas que vuelven al artista un ser cuadrado. No estoy diciendo que haya que transgredirlas, sino que hay que acomodarlas a lo que necesitamos transmitir. Si nos aferramos a un manual de "como escribir un cuento/poestía/novela" fallamos en los puntos más importantes: la creatividad y la originalidad (de ahí que muchos marquen la diferencia entre los escritores natos y los que "aprenden a escribir")
Personalmente, me pareción un texto que fluye de una forma excelente, efecto que se logra siempre con la ayuda de la menor puntuación posible. Esto lo podrás comprobar en muchos textos de reconocidísimos escritores, tales como García Márquez, Cortazar, Borges, etc.
Con cariño.
Ignacio, tu admirable modo y sensibilidad para describir los detalles de cada gesto, todos gestos pequeños, puntuales, como lectora sentí que podía visualizar sus rostros, sentir el peso de sus sensaciones, En pequeño bollo de papel podría estar el cierre de la historia, y aún después ser leído en voz alta por el camillero, el misterio persiste o quizás es mi propia lectura que quiere que así sea.
ResponderEliminarBesos
Estercita
Tengo la sensación de haber atravesado claves que no alcanzo, o quizás, tus palabras permitan que uno ajuste las propias y esta historia sea una provocación para nuestros propios finales...
ResponderEliminarUn abrazo ( doble)
¿Que levante la mano el que se conoce los no lo suficiente, sino lo justo? Mejor me callo.
ResponderEliminarBueno. Besos
Yo pense primero que ella era la muerte. Pero tambien podria ser la felicidad, el sentido de la vida.
ResponderEliminarSimplemente buenisimo. Tenés una manera de expresión q hace q el lector de adentre por completo y vea las imagenes a medida q se lee.
ResponderEliminarBeso!