Causas.

-¿Por qué me mato?... Porque quiero vivir.
La oreja del otro lado del teléfono pensaba para sus adentros que no podía estar pasándole esto. Un desconocido, a las dos de la mañana, lo llamaba para anunciarle, así como así, que se iba a matar. Con el insensato agravante de alegar como causa, sus ganas de vivir.
-Usted piense, decía, la libertad es una utopía encarcelada. La gente ha decidido no pensar ¿Se imagina lo que eso significa para un artista? Vivir sin libertad y relegando la inteligencia.
La bostezante víctima de la suerte insinuó un aha, casi mudo.
-Uno compone un réquiem y la gente lo baila en nombre de la estúpida alegría New Age sin contenido. Uno pinta la pasión y se convierte en etiqueta de salsa de tomates, si escribe un pensamiento, le responden por la calle con una frase hecha y desgastada. Así no hay arte que aguante, el arte estaba hecho para los hombres y los hombres lo rechazan. Es más, usted debe estar pensando ¿Por qué no se mata de una vez y me deja dormir? Porque tampoco me entiende, nadie me entiende.
Un nuevo aha, mezclado con bostezo y hartazgo, volvió a interrumpir el monólogo del suicida, que una vez terminado el sonido, arremetió nuevamente.
-Si partimos de la base de que la libertad les molesta, de que nadie sabe qué hacer con ella; que prefieren escuchar la música que les imponen escuchar; que jamás persiguen un libro agotado. Se saben imposibilitados de razonamientos trascendentes y profundos y por eso adoptan religiones y filosofías de velas y sales de baño. Caminan incapaces de saber hacia dónde se dirigen e, incluso, el por qué caminan. Fíjese usted qu..
La paciencia de quien escuchaba pareció agotarse y con una carga excesiva de furia contenida y sueño acumulado interrumpió diciendo.
-Escuche: evidentemente este mundo no es para usted, ni siquiera para ser artista, si es que usted es algo de eso, así que haga lo que tenga que hacer pero sin molestar a los demás. Y colgó el auricular
El suicida temblando decidió hacer lo que tenía que hacer, ahora sabía que debía hacerlo, no había opción, así que tomó papel y lápiz y escribió.

13 comentarios:

  1. Ya nada es lo que era. A veces, sólo a veces, me pregunto que será del futuro. ¿Seguiremos así, caminando tras una zanahoria como lo haría un burro?

    Muy bueno esto, da para pensar tanto... te felicito.

    Beso grande

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  2. Que loco no?
    Sin querer nos suicidamos a cada rato y no nos damos cuenta.

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  3. es un cuento, verdad? esto de terminar con el principio...
    (es que cuando escribí así....había sido verdad.)
    Hoy mi beso gigante va doble ;)

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  4. Ignacio, un cuento puramente metafísico y excelente.
    ¿Se habrá quedado durmiendo el tipo o se habrá puesto a reflexionar después de cortarle al "suicida"?
    Tirás algunas frases en medio del relato que son para enmarcarlas y ponerlas en primera plana de algún diario para que todo el mundo se entere. "La libertad es una utopía encarcelada"; "Por eso adoptan filosofías y religiones de velas y sales de baño"; "Caminan incapaces de sabr hacia donde se dirigee, e, incluso, el porqué caminan"
    Excelente, Ignacio, un cuento estupendo y reflexivo (espero).
    Cariños!

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  5. Muy buen cuento. Muy original. El arte en cualquiera de sus formas expresa el alma ( o la interioridad si se quiere) del artista, pero busca ser comprendido por el lector espectador o lo que sea. Yo no se si escribir es una forma de matar a ese otro tipo que desde nuestro interior nos impele hacia el ordenador o la máquina de escribir. Pero que nos hace sentir mejor,eso seguro. Abrazo

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  6. Excelente, demasiado real.
    Me encantan tus historias,activan la mente y la imaginación.

    besos!

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  7. Que buen cuento!!!
    Me ha dejado pensando,justo cuando pensaba publicar un texto de Christian Bobin que dice lo siguiente:

    «Ayer fui a pagar mis impuestos. Delante de mí, había un hombre que estaba en el paro. (...). Al ver a ese hombre pensé que no soportaba a los escritores cuando hablan con cara de mártires del sufrimiento de escribir, de la dificultad de su trabajo. Un trabajo es algo que os pueden quitar un día. Conozco escritores pobres, no conozco ninguno que esté en el paro: privado de escribir —y por consiguiente de dicha, porque no hay que andarse con cuentos: escribir es una pura dicha, y cualquier otro razonamiento sobre ello es repugnante.

    saludos desde Montevideo.

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  8. Está claro que el suicida se conocía muy bien a sí mismo, y pese a su perseverancia estéril, quería compartirlo. Es la esencia del artista.

    Muy bueno.

    Saludos.

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  9. Estar inmersos en el circulo vicioso del día a día nos hace bostezar ante cualquier emoción. El arte se mata a diario y todo sigue siendo un sueño.

    Me encanta leerte, Ignacio.

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  10. Un suicida cuestionador y molesto como este tipo, que despierta a una oreja desconocida a la madrugada para obligarla a escuchar sus disertaciones filosóficas sobre el arte y la estupidez humana, a mi modo de ver debería matarse para luego contar su experiencia.

    Saludos

    Estercita

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  11. se habrá puesto a escribir la carta suicida?.
    Comparto lo de Estercita. No sé que hizo el suicida, pero de seguro que el otro siguió durmiendo. Pienso que las discusiones sobre el arte son las más banales que existen y la idiotez humana..omg, que desperdicio.

    saludos, que lindo un blog con cuentos!

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  12. Que brillante! El llamado desesperado final del artista incomprendido! Lamento no pasar tan a menudo como quisiera... El tiempo es tan tirano... Comparto muchas veces esa pena... Esa falta de destinatarios cuando uno hace algo fuera de lo convencional, y la incomprensión generalizada... Tal vez no se si es una gran obra, pero no encontrar destino para ella es muchas veces un padecimiento... Buena vida!

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  13. Me gustan sus finales sorpresivos y crípticos de sus cuentos, que ponen al lector a interactuar, y a pensar. Un abrazo

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