Todo era normal, el final de un día común y corriente, como cualquier otro de los aburridos días a los que me estaba empezando a acostumbrar. Luego de desvestirme y preparar la cama, apague la luz esperando que no transcurra mucho tiempo hasta el día de mañana.
Media hora era mucho, uno de esos días de insomnio, aun solucionables con esa pequeña pastilla, esa que era parte de mi vida desde que trabajaba en el banco y entre ella y el banco estaban acabándome mucho mas rápido que los dos atados de cigarrillos diarios, que también le debía a la institución.
Al encender la luz algo verdaderamente incomprensible, estaba soñando que soñaba despierto. Todo se había ido, la cama, las paredes, el piso, el techo, el mundo, simplemente flotaba sobre absolutamente nada, teniéndome de un pedacito de pared que aun quedaba y que contenía la perilla de la luz, conjunto que desapareció inmediatamente después de soltarlo.
No se si decir que estaba parado, ¿parado sobre que ?, no había nada sobre que pararse, no me senté por idénticas razones. Aunque no parecía existir ninguna razón para recorrer esa gran nada, decidí intentarlo y digo intentarlo porque cuando quise moverme solo logre agitar mis pies, los cuales al no estar apoyados sobre nada no lograban impulsarse, luego, sin demasiadas esperanzas, intente simulando una tosca natación y no se verdaderamente si me moví o no porque nada veía para que me lo confirmara, ni siquiera había una mota de polvo que me sirviera para utilizarla de mojón, así que seguí agitando mis brazos como un estúpido hasta convencerme de que no había a donde ir, no había nada.
Pero respiraba, pensaba y hasta soñaba con salir de este sitio, por llamarlo de alguna manera, salir para poder dormir, para poder vivir o sobrevivir el día de mañana, día que se alargaba proporcionalmente a lo que se acortaba la noche, noche que se confundía con los recuerdos de tantas anteriores, de sueños tan reales que se confundían con días, días de los que solo recordaba algún sueño soñado despierto, o no tanto, en fin esta tremenda noche estaba convirtiéndose de a poco en todas las anteriores y todos los días que las habían precedido, era como estar viendo toda mi vida pero desde la muerte que aun no había llegado, creo, o que a la larga seria una muerte momentánea, una de esas eternas muertes que pasamos los que padecemos de insomnio y que nos mantiene en el umbral del sueño casi hasta la mañana siguiente, pero esta era distinta, no me había dejado que la matara como todas las noches con una estúpida pastilla , en cambio había decidido jugar con migo, simulándome un estado similar al del que duerme pero manteniendo la lucidez del que esta despierto y lo que es peor la memoria, porque si todo esto hubiera pasado como en las noches de pesadillas, en las que al despertar uno esta alterado sin saber por que, pero yo estaba despierto.
Quizás lo que mas me preocupaba era el no llegar al final de todo esto, al final físico, digo, chocar contra algo aunque me quiebre un hueso, seria la mejor confirmación de que esto es real, como el no tocar nada era la mejor confirmación de que era irreal. Pero si dormía, por que no despertaba ?, y si estaba despierto, ¿por que no me vencía el sueño que me había tirado, literalmente, sobre la cama y que unos instantes atrás me producía un bostezo detrás del otro, con tal frecuencia que parecía uno único e interminable ?, ¿ por que ?.
Todo parecía como una torva imagen de mi vida, un reflejo distorsionado, un reflejo...
No estaba seguro de querer salir, me fui encariñando con el "lugar", su silencio, tan profundo que permitía escuchar mis propios pensamientos con tal claridad que los mas rebeldes hasta debía escucharlos despacito, para no aturdirme. Su comodidad, al no estar apoyado sobre ningún miembro, no debía cambiar de posición a cada rato, ni mucho menos acomodarme, ya que no podía saber en que posición estaba realmente, giraba sobre mi mismo, o eso suponía, y no sentía esa sensación de la sangre en la cabeza ni nada por el estilo, por el contrario me sentía igual de cómodo que un instante atrás.
Lo único verdaderamente desconsolante era la sensación de soledad, ni siquiera el ruido de alguien mas, ni siquiera la compañía de los vecinos, ni mi perro que solía dormir en el piso al lado de mi cama y llegaba o oírse su respiración, ni siquiera las fotos de la mesa de noche, que recordaban un pasado menos solitario y hasta auguraban un mejor futuro, o por lo menos alimentaban la esperanza de que se repita lo que alguna vez fuera posible.
Todo eso y el ver que si estaba soñando, que al despertarme toda esa muerte simulada despertaba también, a mi lado en la cama, usurpando la segunda plaza, mostrándome que había despertado junto a mi desde tiempos inmemorables, que se fusionaba con mi vida del día y se convertía en mi muerte soñada y nocturna, que solo era un llamado de atención y que intentaba decirme que no siempre seria así, que podía suceder que no despertara, que siguiera soñando de por vida, soñando el reflejo de mi propia muerte, lo que volvería completamente innecesario morir.
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