Dogmas.

Las piedras estallaban contra el cartel. La pintura resistía los golpes y eso llevaba al agresor hasta el paroxismo del odio.
Al llegar los oficiales las piedras interrumpieron su vuelo para dar paso a los gritos acusadores de falta de libertad, de exigencias infundadas. El quería seguir derecho y el cartel le exigía doblar; se veía privado de saber lo que había adelante, más allá del camino.
El mayor de los oficiales, ya casi anciano, le preguntó si sabía hacia donde conducía el camino y si él quería dirigirse ahí. Como la ira había empezado a calmarse y la seguía la respiración, el "no" fue claro.
Entre risas el oficial le informó que el cartel no era para él, que era para los que querían llegar a alguna parte más allá de la curva, que podía seguir derecho e ignorar las señales.
Se despidieron y entre saludos el oficial le deseó que encontrase un destino y, que de ser así, señalizase el camino para quienes quisiesen llegar detrás de él. 

3 comentarios:

  1. ...todos queremos llegar más allá de la curva. Espero que no señalice el camino.
    Yo sólo sigo MI dogma.
    Beso gigante.

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  2. ...mucho me temo que sin dogmas, no haríamos más que inaugurar el renacimiento del paleolítico. Afortunadamente, el camino y su interpretación, pese a reveldes incomprendidos, sigue siendo libre...

    Enorme.

    Un abrazo.

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  3. Jejeje Tiene su gracia, de eso no hay duda. En especial me gusta como retratas la ira como un obstáculo en nuestro camino.

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