Con el timbre del teléfono despertó sobresaltado. Miró el reloj, la pila de mercurio se había agotado y estaba detenido en las tres, tal vez de la mañana. Manoteó de la mesa de noche su teléfono celular y vio que eran las siete y cuarto. Buscó el aparato de teléfono y explicó a su jefe el retraso, prometiendo que no volvería a pasar. Salto al piso, miró el colchón sintético que lo había abrazado e hipnotizado toda la noche y pensó que fue la mejor inversión de su vida. Se metió en la ducha. Lavó su cabello con el acondicionador sin pensar que químicos tendrían para que brille tanto. Muy apurado se puso el desodorante que duraba veinticuatro horas mientras se lavaba los dientes con el blanqueador. Desayunó un café instantáneo con leche que no se cortaba por los conservantes y cereales deshidratados. Subió al auto sin pensar, al prenderlo olió el combustible mal quemado que le hizo picar la nariz y estornudar, se puso los anteojos de policarbonato y arrancó. En el viaje pensaba que no deberían ser así las cosas, que esto de salir corriendo un domingo porque su jefe se había atrasado, desayunar apurado y dormir pocas horas, nada de eso tenía sentido. Pero no le importaba, en el fondo nada le importaba desde que nadie le sabía responder por qué su hijo había nacido enfermo.
estamos inmersos en la polucion. si solo nos detuvieramos a pensar en esas cosas q hacen nuestro dia a dia cada vez mas artificial. un saludo!
ResponderEliminarLamentablemente, llegara un dia en que nada será natural, ni siquiera la reproducción. Buen relato que invita a reflexionar! Un abrazo
ResponderEliminarme encanta esta poema a veces si miramos mas alla nos deja ver la importancia que tien todo aquello que no considermaos importante muy bueno de verdad salu2
ResponderEliminarMuy buen relato!!! Muy bueno!!! Vivimos inmerso en una realidad de ficción...
ResponderEliminarBesos rojos,
HR.
Cuando buscamos encontrar la respuesta a las cosas que verdaderamente son esenciales y no la encontramos ni nadie nos la puede dar, nos olvidamos de todo aquello que es cotidiano pero superficial, aunque mucho del entorno termine por afectarnos.
ResponderEliminarMe gusta tu blog.
Saludos!
Todo lo que creamos para facilitarnos la existencia nos alarga la vida o, a la larga, nos la termina destruyendo...
ResponderEliminarSaludos IGNACIO
Que final tan triste... no me lo esperaba... Leia la prefeccion del personaje, ahora entiendo.
ResponderEliminarMuy bueno Ignacio
tal vez sea hora de considerar irse a vivir al medio del campo...:)
ResponderEliminardesesperadamente bien relatado!
su vida esta enferma y mucho antes que su hijo.
ResponderEliminarLas cosas que más importan son las únicas que importan la mayoría de las veces, por cierto el reloj se paró a la media noche del diablo, las 3.00 de la madrugada..
ResponderEliminarNos vemos en homoNOsapiens.
Estoy leyendo tus relatos, y debo decirte que me fascina como escribis! me encanta casi todo de lo que voy leyendo! un saludo y felicitaciones!
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