Entregarse.

Después de desnudarte vi que seguías vestida, por eso no quise tocarte.

22 comentarios:

  1. Es todavía más intenso al interpelar directamente a la lectora. ¿Qué es de tus jueves?

    ResponderEliminar
  2. que forma tan hermosa de explicar todo. =)

    ResponderEliminar
  3. Magestuoso.
    Que terrible es la inhibición. Hay que arrancarse la ropa y, a la vez, del alma arrancar las limitaciones y gozar (en cuerpo y alma) lo que el placer tiene para ofrecernos.
    Este espacio también me encantó.
    Cariños!

    ResponderEliminar
  4. Porque a pesar de estar desnuda, seguía sin poder ver tu interior.

    ResponderEliminar
  5. Esto me ha hace pensar en que un solo roce no es suficiente.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Ignacio... de verdad, me atrapaste!

    Vine paseando por tus blogs, por tus letras, por tus calles... Vuelvo...

    Un beso

    ResponderEliminar
  7. La segunda desnudez, tan ausente...

    Enorme.

    Un saludo, desde el ocaso de la mirada.

    ResponderEliminar
  8. me pregunto qué habrás descubierto, como para no querer tocar...
    habrás llegado profundo a los sentimientos que guardan las personas =)
    que lindo... espero ;)

    Besoo Ignacio!
    Adeus

    ResponderEliminar
  9. Hermoso el pudor en los ojos! Besos!

    ResponderEliminar
  10. que decepcion ... que sinceridad...

    ResponderEliminar
  11. Aw, qué triste.
    A su vez, podría decir que considero positivo que, si ella sigue vestida, no quieras tocarla.
    No hay sensación más fea y vacía que tocar a la otra persona cuando sabemos que está vestida.

    ResponderEliminar
  12. Hay vestidos que cubren como un velo impenetrable un cuerpo, un ser que se niega a dejarse seducir por la pasión, por desbordarse de placer...es una pena querer Amar a alguien que no se deja dar lo que llevamos para darles a manos llenas, supongo que el reto consiste en lograr traspasar el pudor y doblegar su ego para hacerles saber que disfrutar es algo realmente maravilloso...

    ResponderEliminar
  13. si vamos al caso, no hay desnudez posible. El baile de la máscara, y esas cosas que los dos ya conocemos. Pero dónde la desnudez, o qué desnudez, si se implica una verdad más honda en lo desnudo de una persona. Todo radica en el interés, en la funcionalidad, pero ya cosificamos al cuerpo para medirlo según un valor de cambio ofensivo en la clave en la que nos estamos moviendo. No hay desnudez en tanto no hay verdad. O no. Me aburrí de escribir, creo.

    ResponderEliminar
  14. Éstas publicaciones son las que más me gustan... tan sintéticas, y tan profundas. Tan sencillas a primera vista, y tan profundas si se leen con el alma...

    Un abrazo Nacho (¿puedo llamarte así?)... Excelente lo tuyo.

    ResponderEliminar
  15. Hermoso cuento.

    Hay muros que se niegan a ser escalados, y hay corazones que no se abren nunca. Es mejor retirarnos a tiempo, de lo contrario vamos a salir demasiado heridos.

    Besos

    ResponderEliminar
  16. Me desnudé una vez y temieron a mi desnudez. Por eso no quisieron tocarme. Por eso ya no quiero desnudarme.

    ResponderEliminar
  17. Creo que pocos se desvisten del todo... La desnudez extrema implica soportar demasiada vulnerabilidad... Un abrazo Ignacio.-

    ResponderEliminar
  18. Entregarse es desnudarse, lástima que algunos necesitan volver a vestir lo que ven para evitar encontrarse con sus propios sentimientos...saludos

    ResponderEliminar
  19. Querido Ignacio, ¡muchas gracias por ser tan atento!
    Ya me encuentro mejor, a veces pienso que la soledad es el precio que tengo que pagar para no corromperme. O que la tristeza es el precio que tengo que pagar por momentos para luego volver a contemplar al mundo con los ojos del alma.

    Un abrazo desde lejos!

    ResponderEliminar
  20. Querido Ignacio, ¡muchas gracias por ser tan atento!
    Ya me encuentro mejor, a veces pienso que la soledad es el precio que tengo que pagar para no corromperme. O que la tristeza es el precio que tengo que pagar por momentos para luego volver a contemplar al mundo con los ojos del alma.

    Un abrazo desde lejos!

    ResponderEliminar